Aunque el país cuenta desde 2017 con una Estrategia Nacional para la Atención Integral del Cáncer no ha sido visible, hasta el momento, su ejecución y peor aún algún efecto positivo visible, ha sido una de las conclusiones del conversatorio realizado por EDICIÓN MÉDICA con varios expertos.
Por el contrario, el tener esa estrategia solo en el papel está agudizando la inequidad en el acceso a la atención del cáncer y además generando un problema ético en los prestadores de servicios, al tener una norma (entre ellas el cuadro nacional de medicamentos básicos) que les limita el poder ofrecer a estos pacientes las mejores opciones.
En teoría, la estrategia promueve la prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos para pacientes con cáncer. Sin embargo, no se evidencia avances en su implementación. ¿Cómo mejorar la situación?
En el conversatorio han participado Henry Caballero, director médico de Solca Quito; Miguel Jerves, de la Sociedad Ecuatoriana de Oncología (SEO), Patricio Freire, coordinador del posgrado de Dermatología de la Universidad UTE y Joseph Alvarado, secretario de la Asociación de Químicos y Bioquímicos Farmacéuticos del Ecuador.
Miguel Jerves ha recordado que la incidencia de los canceres en el Ecuador ha variado a lo largo del tiempo, pero sigue siendo una enfermedad frecuente. Por ejemplo, hasta no hace mucho el cáncer de cuello uterino era el más frecuente en las mujeres, hoy es el tercero, superado por el de tiroides y mama que ahora están en primer y segundo lugar respectivamente.
Los hábitos están cambiando y “nos estamos occidentalizando”, con lo cual las cifras de nuevos casos van en aumento, pero “los oncólogos no tenemos los suficientes recursos para poder manejar una enfermedad compleja, costosa que requiere varias armas para su manejo”, ha señalado el representante de la SEO.
Por su parte Henry Caballero, ha insistido en que la mayoría de los ingresos a hospitalización en su institución son de pacientes en estadios avanzados de cáncer y eso obliga a una intervención más compleja y costosa, lo cual pudo disminuirse si la enfermedad hubiera sido atendida tempranamente.
La estrategia puesta por escrito “es detallada, muy buena, pero lastimosamente la aplicabilidad y ejecución no llega a cumplirse y por eso tenemos pacientes en estadios avanzados de cáncer, lo cual obliga a tener terapias complejas, de alto costo”, ha sido enfático en señalar Caballero.
Patricio Freire, ha coincidido con el director de SOLCA y ha añadido que no hay normas claras respecto a las acciones de los médicos cuando un medicamento está fuera del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB). “Debería haber mucho más dinamismo ante la vorágine de nuevas moléculas algunas de ellas muy efectivas, poco toxicas y que pueden cambiar la vida del paciente”.
El docente ha insistido además que muchas de esas terapias proporcionan periodos libres de enfermedad “sumamente prolongados, hay fármacos para curación o eliminación de tumor, pero el CNMB es manejado políticamente, no técnicamente”, ha reclamado.
Y en ese sentido ha propuesto flexibilidad a las autoridades en el acceso a medicamentos fuera del CNMB. “Hacer el famoso Anexo 1 (para solicitar autorización de fármaco) es un mamotreto. El médico que tiene carga horaria atendiendo pacientes no tiene el tiempo de asumir procesos administrativos que llevan días”, y eso ha llevado a los pacientes a solicitar medidas judiciales, se ha quejado.
Por su parte, Joseph Alvarado, ha ratificado que las tecnologías sanitarias están actualizándose constantemente y existe burocracia para acceder a nuevos medicamentos para cáncer.
Pero también ha dejado claro que al considerar los nuevos fármacos se deben observar necesariamente al menos tres factores importantes: calidad, seguridad y eficacia.
Alvarado ha estimado que si hay avances en el CNMB, el cual permaneció cuatro años sin actualizarse y hoy estamos a vísperas de la décima primera revisión cuyos anexos pueden ser presentados hasta mayo. “Esta es la oportunidad de las terapias dirigidas porque evidentemente en temas de oncología siempre se está avanzando. Se hace un llamado a la autoridad para considerar la opinión de oncólogos, químicos farmacéuticos para analizar las necesidades de los pacientes”, ha mencionado en el conversatorio.
Las alternativas propuestas
En la ronda de propuestas ante la situación, Caballero ha mencionado la necesidad de un “compromiso multidisciplinario (sociedades científicas, hospitales especializados y la autoridad sanitaria) para retomar la elaboración de las guías de práctica clínica y evaluar el costo beneficio de los fármacos.
Ha estimado que “si no llegamos a sumarnos en estas estrategias probablemente no lograremos nuestro objetivo de llegar al paciente más necesitado”, ni se disminuirá la carga socioeconómica que representa el cáncer.
“Yo invitaría a todos a buscar la mejor evidencia de tratamientos para nuestros pacientes. Y ahora, en la incorporación de nuevos fármacos en la décimo primera edición del cuadro básico, es el momento de unirnos”, h insistido.
Por su parte, Freire ha recalcado que la autoridad sanitaria debe intervenir es la judicialización de fármacos sin evidencia de su costo-eficacia. “Se debe promover en la función judicial la conformación de comités médicos, que analicen técnicamente la fármaco-efectividad, que hagan fármaco-economía y puedan ayudar a decidir si un medicamento judicializado beneficiará al paciente”.
Por otro lado, ha considerado que es momento de analizar un copago. “En otros países se calcula el máximo de cobertura en ciertos fármacos, especialmente para cáncer, de acuerdo con el producto interno bruto (PIB) porque no hay fondos que alcancen. Es un tema difícil, pero sí hay medidas administrativas que debe ir tomando el Ministerio de Salud (MSP)”, ha dicho.
En cambio, Jerves ha opinado que el problema del cáncer va más allá de la aprobación de un producto para el CNMB. “Elcáncer hay que enfrentarlo con la prevención, diagnostico temprano, tratamiento oportuno, lo que bajaría enormemente el costo de la enfermedad avanzada”.
El especialista ha insistido en que la estrategia vigente “es interesante pero compleja, habla de todo eso, pero muy poco hemos hecho en prevención, hay muy poca información en la comunidad, la cual está muy influenciada por redes sociales o información que no es adecuada”.
Para el diagnóstico temprano, es preciso según Jerves, consolidar la atención primaria. “Por ejemplo, nadie debería morir de cáncer de cérvix, que es una enfermedad que puede ser diagnosticado en etapas premalignas. Hay que trabajar con el personal de atención primaria para hacer prevención”.
En cuanto a tratamiento también se dice en la estrategia que en máximo 30 días un paciente debe acceder a la atención multidisciplinaria en base a guías del MSP o la que mejor evidencia científica tenga. “Eso dice la norma, pero ningún grupo que trabaja cáncer hemos logrado hacer guías nacionales o adaptar las internacionales a la realidad nacional”, ha reconocido.
Para Jerves “el grave problema es creer que el cuadro básico es lo importante” y lo ilustró con la actividad de un panadero a quien no se le puede dar solo una porción de harina, manteca y agua “porque con eso podrá hacer muy pocas cosas. Lo importante es darle toda la autoridad para que haga el pan que quiera y que sea él quien pida los elementos para hacerlo. Los especialistas en cáncer no tenemos dificultad en administrar el mejor tratamiento posible al paciente que lo puede pagar o al que tiene seguro privado, pero cuando somos prestadores de una institución pública nos sujetamos a solo lo que está en cuadro básico. Mal podemos hacer una atención adecuada con lo que está escrito, debe ser al revés, el cuadro debe nacer de una guía aprobada por el por el MSP”, ha recomendado.
Y en ese sentido el representante de la SEO ha asegurado haber propuesto proyectos de guías adecuadas a la realidad nacional con medicamentos que obligatoriamente se les suministre a los pacientes. “No sé por qué no se hacen protocolos nacionales que deben ser cumplidos por todas las instituciones, más que tener un cuadro básico”, se ha preguntado.
“Bajo las actuales circunstancias hay un problema ético para los prestadores de servicios porque no pueden ofrecer al paciente lo mejor” en terapéutica. Ante ello ha admitido que será difícil salir de este cuello de botella “si los actores no nos unimos y elaboramos guías de manejo donde se priorice la sobrevida y la calidad de vida del paciente con resultados reales para que vivan más y mejor”, ha añadido.
Así mismo, Caballero ha recordado que con las vacunas para la COVID-19, donde el Estado se ha involucrado en la compra masiva, “probablemente generamos costos menores y mejor flujo de caja para obtener los mejores fármacos”, que para el caso de los pacientes con cáncer, evitaría también los procesos judiciales para acceder a tratamiento.
“Llegar a la judicialización es antiético porque estamos dejando que la solución la tome alguien que es inexperto, un juez ¿Qué pasa con el resto de los pacientes? Nosotros que estamos involucrados debemos sumarnos para que la política pública logre negociar productos asequibles. De lo contrario tendremos terapias dirigidas solo para quienes tienen seguro privado o que tiene recursos”, se ha lamentado.
Conclusión
Los expositores han coincidido en que la atención integral del cáncer en Ecuador debe ser una prioridad nacional por lo cual, las decisiones y acciones futuras, deberán basarse en una responsabilidad compartida entre los diferentes actores, en el marco de una verdadera conciencia social y en la aplicación del derecho constitucional a la salud. (Cristina Coello – Edición Médica)