El 11 de abril, los 13′099.150 electores están convocados a las urnas para elegir presidente y vicepresidente de la República, y en ese contexto se ha iniciado una campaña que promueve el voto nulo, que en los últimos 42 años no ha sobrepasado el 12% en elecciones presidenciales.
La posición la tomó el movimiento político Pachakutik (PK) después de que su excandidato presidencial Yaku Pérez Guartambel no pasó a la segunda vuelta y acusaron al Consejo Nacional Electoral (CNE) de fraguar un presunto fraude electoral.
Ayer, después de cinco horas de un consejo político, su coordinador nacional, Marlon Santi, anunció que su decisión era votar nulo porque no aceptan la forma de hacer democracia y porque los dos candidatos presidenciales que estarán en el balotaje, Andrés Arauz, de UNES, y Guillermo Lasso, de CREO-PSC, “no los representan”.
Con esto se pliegan a la decisión de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) de promover esta opción entre sus bases indígenas y simpatizantes.
“¡Voten nulo, rayen a favor del pueblo! ¡Escriban Pachakutik tiene dignidad, escriban Yaku Pérez!” en las papeletas electorales, pidió Santi al electorado.
Pero antes de esta resolución, el fin de semana último, PK divulgó un video en las plataformas digitales llamando a anular el voto el 11 de abril.
En dicho video se hace alusión al artículo 147 del Código de la Democracia, que señala que se anularán las elecciones cuando “los votos nulos superen a los votos de la totalidad de candidatos, o de las respectivas listas en una circunscripción determinada, para cada dignidad”.
Una voz en off dice a la ciudadanía: “Tenemos que superar la votación de Arauz y Lasso. El voto nulo no solo anula el fraude, sino que abre las puertas a una nueva elección sin Arauz y sin Lasso”. Y para que la papeleta se anule, esa voz, pide que se escriba “yo voté por Yaku, hacer un dibujo de Yaku o escribir Yaku presidente”.
La norma electoral en el artículo 126 determina que los votos nulos se dan en tres circunstancias: cuando las papeletas contienen marcas por más de un candidato; cuando el elector marca más de una lista en elecciones pluripersonales; los que llevan las palabras nulo o anulado, o los que tienen tachones que “demuestran claramente la voluntad de anular el voto”.
De acuerdo con el archivo histórico del Consejo Electoral, respecto de elecciones presidenciales, el porcentaje de voto nulo más alto se dio en el 2006, en los comicios de la primera vuelta entre Rafael Correa y Álvaro Noboa, con el 11,8%.
Un valor similar se observó en una segunda vuelta de 1988 entre Rodrigo Borja y Abdalá Bucaram, que tuvo 11,2%.
Y el porcentaje más bajo de 5,9% se observó en la primera vuelta de 1978 entre los dos principales presidenciables, Jaime Roldós y Sixto Durán-Ballén.
Bajo esos porcentajes, el analista electoral Daniel González cree que es “casi imposible” que esta opción gane.
“En el país no se ha declarado nulidad de elecciones por voto nulo. La elección que menos voto nulo tuvo fue en 1978. Desde entonces y hasta la primera vuelta del 7 de febrero pasado hubo un 9,5% de voto nulo. Haciendo una media, esto es del 8,7% que hemos tenido desde el retorno a la democracia”, opina.
Para ejemplificar cómo podría ganar el voto nulo en las presidenciales de este 11 de abril, González explica que de los 13 millones de electores empadronados, unos 10 millones van a las urnas. De esos 10 millones, Arauz y Lasso deberían sumar (entre los dos) 4 millones de votos válidos y los 6 millones restantes deberían ser nulos y eso “es casi imposible”, afirma el analista.
El vicepresidente del Consejo Electoral, Enrique Pita, también descarta que esta opción alcance una alta votación.
“Los ecuatorianos quieren participar, quieren opinar, votar por quien ellos anhelan que sea el presidente de la República. No creo que va a tener ningún impacto esta promoción del voto nulo. Ya sea porque lo promueva la Conaie, el movimiento Pachakutik”, asevera.
González aclara que los votos nulos no “aventajan ni perjudican” a los candidatos participantes, porque una elección se gana “con votos válidos, los votos nulos no se suman ni a los válidos ni a los blancos”. (El Universo)