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Pedro Granja: "La lógica del poder: Hay que ser sumiso para ser 'normal'".
Opinión
Publicado en 26/05/2020

Necesitan gente que no cuestione, que nunca se rebele. Gente que crea que tener una carreta de helados lo convierte en “empresario” y que por lo tanto debe defender los privilegios de las grandes trasnacionales porque deliran creyendo que comparten los mismos “intereses”.

 

En la escuela nos enseñan a tener un pupitre individual, a competir con los otros por las mejores notas. Al que delata a sus compañeritos le dan un premio. Al contrario, al niño que cuestiona a la autoridad se lo etiqueta como un indisciplinado, como una especie de "hereje" y ya sabemos cómo le va a los herejes en la historia.

 

Al niño que se somete le esperan cuando crezca una serie de recompensas: Podrá tener un empleo en una empresa municipal, estatal o en un banco. Ganará un poco más del básico, podrá tener un plan de telefonía celular y un paquete de televisión por cable con lo cual se sentirá un “triunfador” y por supuesto, se sentirá superior a los que protestan en la calle, a los indígenas, a quienes, en las redes sociales hasta les desean la muerte pero luego van a la Iglesia el domingo, porque siempre es bueno cometer atrocidades toda la semana creyendo que Dios es tan cojudo para no darse cuenta de los hijos de ... que son. Ese niño sometido, será un adulto florindo, que se cree rico cuando es solo un lacayo. 

 

La escuela siempre sirvió para moldear seres humanos que sean útiles al mantenimiento del capital. Por ejemplo, luego de la 1era Guerra Mundial les hicieron creer a las niñas que su única función en la vida era crecer, ser sumisas a sus maridos y parir, parir muchos hijos, niños pobres, claro, para que luego vayan a morir peleando en las guerras de los ricos.

 

Sigamos, hay otros niños que no pueden sacar buenas notas. Comen mal, vienen de hogares muy débiles, en los que impera la violencia. Otros que tienen problemas de autismo, etc.

 

Pues bien, el indisciplinado, el atormentado, el autista, somos, para esta sociedad, "anormales" y los anormales necesitamos ser marginados. Jamás se nos debe dar espacio en la televisión porque un “anormal” es un tipo que le puede pintar la cara de payaso en su propio feudo al entrevistador burgués dado que, el anormal es, por regla general, infinitamente superior al lacayo en conocimientos. Obvio, el anormal se la pasa conspirando en su cerebro, leyendo, investigando sobre cómo cambiar las relaciones de poder mientras el otro solo es parásito más de una clase social putrefacta.

 

¿Dónde terminamos los “anormales” cuando somos niños?

 

Nos llevan al psicólogo. Porque la psicología define lo que es normal y lo que no lo es. Lo que implica una cruel paradoja dado que ellos la crean. Y si un concepto como ese es determinado por un grupo que era parte de los sumisos en la escuela, entonces no es neutro, responde a claros intereses de la clase social a la que sirven.

 

La psicología pretende decirnos que la “normalidad” es una cosa natural y por eso, nos mintieron tantos años diciéndonos por ejemplo que ser homosexual era antinatural, cuando ahora sabemos que ese es un concepto social y punto. 

 

La psicología por consiguiente, justifica al capitalismo y a su fábrica de futuros empleados que es la escuela.

 

Los medios de comunicación van a reforzar la labor de la escuela, la fábrica, la cárcel, el manicomio y la psicología. Ellos van ahora no solo a decirte que es la verdad, que siempre es mentira. Además ahora se dedican a manejar miles de cuentas falsas en las redes sociales para tratar de desprestigiar a los anormales, a los que no se someten. 

 

Se dieron cuenta que no bastaba con invisibilizarlos en sus negocios, que no bastaba con aislarlos, ahora es preciso desprestigiarlos porque esta gente encontró un hueco en el mismo sistema y desde sus nuevos canales (twitter, facebook, etc.) le cuentan a la gente, todos los días, qué es lo que sucede, pero con una visión muy diferente a los grandes medios, a los que eran dueños absolutos de su verdad que siempre fue y es una gran mentira.

 

Ahora pretenden echarle la culpa a los obreros , a los estudiantes, a los desempleados por las marchas. Dicen que se la gente pobre se contagia y se enferma será culpa de ellos.

 

¿Se dan cuenta?

 

Culpan a la gente por no ser SUMISA, y tratan de crear una historia en la que ellos son los señoritos normales y nosotros, como siempre, somos los incorrectos.

 

Las marchas son la expresión de un país que tiene HAMBRE, de un país con miles de muertos por un virus que nos permitió descubrir los repartos de los hospitales a familias de corruptos, las marchas son la consecuencia lógica de reducir los salarios ya paupérrimos a la mitad, las marchas son consecuencia de la precarización laboral, de un modelo económico neoliberal fracasado pero puesto en marcha que incita al egoísmo, al confort para unos cuántos y a la muerte para la mayoría.

 

Yo soy un anormal. Si usted es "normal" no me lea, vaya a seguirle lustrando las botas a sus reyes.

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