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Pedro Granja: La Crisi Covid19 en Ecuador
26/04/2020 11:39 en Opinión

Riceviamo e pubblichaimo la testimonianza di Pedro Granja, avvocato e attivista ecuadoriano, sulla crisi che l’Ecuador sta attraversando a causa del COVID19.

Ringraziamo Pedro e buona lettura!

 

Es la panelización de la vida, donde los tuits carecen de consecuencias, es decir, no transforman nada. Es una sociedad de la opinión donde siempre se deja intacta a la muerte, a la injusticia, a las violaciones, donde los periodistas trabajan para los políticos que les pagan las cuentas. Esta gente jura que es transparente y la luz de su “transparencia” nos irradia hasta volvernos invisibles.

 

 “El virus más grande es el miedo” dice el Gobernador del Guayas para justificar que el partido por Copa Libertadores entre Barcelona y el Independiente se juegue con público el 4 de marzo del 2020. “Es que Barcelona no puede perder 200 millones” agregaba Andres Guschmer, concejal de Guayaquil y comentarista deportivo. Ya moría gente por centenares en Italia. De nada sirvieron nuestros públicos y reiterados pedidos de que esto no se lleve a cabo. Se les advirtió de la partita zero italiana entre el Atalanta y el Valencia jugado en San Siro considerado una bomba biológica y clave en los contagios europeos. Al final, el partido se jugó. Hoy, hay cientos de contagiados en uno de los barrios más abandonados de la ciudad. Un sector que se encuentra exactamente al frente del estadio.

 

Luego, estos mismos personajes en twitter anunciaban que era necesario un toque de queda de 24 horas. La gente salió corriendo a los supermercados. El Comité de Emergencias del Ecuador luego desmintió la noticia pero ya la ciudad había mantenido miles y miles de contactos indeseados en una crisis de esta magnitud. Un manejo, a todas luces, tragicómico de la situación.

 

Era un lugar mágico, en donde siempre vivimos en verano. Más del 85% de sus habitantes en condiciones de extrema miseria, el 70% no conoció jamás ningún programa de seguridad social, sus hijos van a escuelas con pisos de tierra y sin techo, con temperaturas que siempre superan los 30 grados. No obstante, en medio de todos sus problemas, las personas, en este pequeño lugar de Sudamérica nunca perdieron su alegría, era gente humilde y cálida, que sabía bailar, que compartía con los demás lo poco que tenía, que trataba con afecto al visitante. Para usted que es europeo lo pueda entender, imagine a los habitantes de Palermo pero viviendo en el tercer mundo.

 

De pronto, las luces se apagaron y todo se convirtió en gritos desgarradores. Los más ancianos empiezan a morir en las casas. Una extraña fiebre acompañada por una tos incesante se apoderó de ellos y no hubo hospital que los reciba porque todos estaban llenos, con otros enfermos. Los familiares desesperados claman a las autoridades que al menos recojan los cadáveres. Los políticos del Comune dicen que esa no es su responsabilidad y el gobierno tampoco está interesado en el tema. Así, los cadáveres son colocados en medio de las calles. Murieron por la peste y con temperaturas tan altas se descomponen en menos de 48 horas. Todos los barrios más pobres de la Orán moderna sufren el mismo drama.

 

La prensa internacional cubre el suceso. CNN, EFE, REUTER, BBC, todos cuentan el horror de Guayaquil. El gobierno ecuatoriano dice que todo esto es mentira, que son fake news, que los políticos de la oposición son malos, muy malos y que la gente se muere a propósito para desprestigiarlos. Ayer, el mismo gobierno admitió que solo Guayaquil tiene en un arco de tiempo de 15 días, la escalofriante cifra de 6.700 muertos. En una ciudad de apenas 3 millones de habitantes, lo que nos convierte, por proporción en la ciudad más golpeada del mundo por COVID.

 

En medio de una crisis económica y sanitaria sin precedentes, el mismo régimen hace lo imposible para adecuar su conducta a un exterminio macabro. Ecuador es el único país del mundo que decide pagar deuda externa en lugar de invertir en su penoso sistema de salud. El Ministro de Finanzas, Richard Martínez entrega los últimos 325 millones de dólares de la reserva estatal a tenedores de bonos internacionales. Con ese dinero se pudo comprar equipos de protección especial para los médicos, enfermeras, personal sanitario, se pudo importar materia prima para fabricar plaquinol y azitromicina que tanta falta hacen y que acá se ofertan en un mercado ilegal hasta por mil dólares la dosis. El Viceministro de Salud dice que los médicos que exigen protección quieren estar disfrazados de astronautas. Luego de varios días tiene que admitir públicamente que tenemos 1.600 médicos contagiados. En medio del desconcierto, el Ministro de Salud se justifica señalando que los médicos se contagian en sus casas y no en los hospitales.

 

¿Qué rol juega la extrema derecha en todo esto?

El Partido Social Cristiano que sería la versión andina de la Lega Nord, que ha manejado Guayaquil nada más y nada menos que durante 30 años, se tomaba una pista aérea del aeropuerto de la ciudad con vehículos municipales para impedir que lleguen vuelos humanitarios en un claro acto terrorista lo que provocó una grave denuncia del Parlamento Europeo que incluso ha pedido que se le retire la certificación internacional al campo de aviación. Con el repudio mayoritario, la Alcaldesa Cynthia Viteri apareció, 12 horas después de esa incursión violenta en un video afirmando que se quedaría en su casa porque tenía el virus.

 

La Ministra de Gobierno María Paula Romo dijo que no debía procesarse a nadie por ese acto criminal que en nada ayuda a la ciudad, porque ya le habían prometido a ella que no lo volverían a hacer. Y entonces el poder judicial miró para otro lado, porque ellos, los ricos, siempre pueden hacer lo que sea y para ellos, los ricos, nunca hay sanción. La cárcel es solo para los pobres y los pobres en las celdas mueren con la peste, por supuesto, en el más ignominioso abandono.

 

Los millonarios de la ciudad que no viven aquí sino en su propia ciudad privada dicen: “quédense en casa y lávense las manos con agua y jabón, si se contagian es su culpa”.

 

Es fácil decirlo pero olvidan que la gente pobre no tiene casa, que sería interesante saber con qué agua si lavarían las manos si los habitantes de Monte Sinaí, donde se concentra una monumental cantidad de infectados no tienen agua potable y el suministro es suspendido al menos dos  veces al mes por la concesionaria privada del Municipio en casi toda la ciudad hace más de 30 años bajo el justificativo que están reparando tubos.

 

Una ciudad donde más del 80% no tiene un empleo, cuyos habitantes viven del comercio informal, del día a día. Con familias de 10-12 personas encerradas en espacios de 30 metros cuadrados, hacinados, en medio de un calor sofocante, con lluvias y muriendo por si fuera poco, también con malaria o dengue, en un escenario horrible donde jamás se les entrega una bolsa de alimentos o medicinas, donde tienen que convivir además con los cadáveres de sus muertos a la espera infernal de que lleguen a recogerlos luego de varios días siempre y cuando logren hacer un escándalo en las redes sociales.

 

Cientos de personas buscan a sus familiares fallecidos. No los encuentran. Entraron vivos a hospitales colapsados, luego de una o dos semanas sin noticias, les informan que no lograron resistir y se fueron. Sus seres queridos desean saber dónde están y el silencio es la respuesta.

 

En medio de todo esto, el regionalismo revive. Una periodista diciendo, en televisión nacional que si los guayaquileños seguimos siendo indisciplinados el resto del Ecuador nos dejará abandonados, aislados. Otro periodista afirmando que tiene acceso a informes de los servicios de inteligencia nacional y que sabe que hay gente que se contagia en Guayaquil y que muere solo para perjudicar a un Municipio que le entrega dinero mensualmente. Un abogado, que es funcional a los intereses del gobierno, es él quien elige a los jueces de las Cortes y por si poco los evalúa diciendo que pronto Guayaquil va a tener a la mayoría de sus habitantes inmunizados y todo pasará, tratando siempre de minimizar nuestro dolor ignorando que el hecho de haberse infectado no implica que no se puede repetir el contagio y para eso solo se necesita ver las cifras coreanas y los estudios de expertos en virología de Inglaterra, Italia y Francia. La ausencia de solidaridad es mayoritaria, el odio contra una ciudad que solo los ha recibido con los brazos abiertos inexplicable. Es fácil hablar cuando se vive a cientos de kilómetros de este averno. Quien escribe estas líneas ha perdido, hasta este momento a 3 tíos, 119 colegas y tiene a su padre luchando por sobrevivir, también contagiado, sin atención alguna en ningún hospital.

 

La prensa ecuatoriana calla. Acá están llevando adelante un exterminio. Mueren nuestros familiares, nuestros mejores amigos, a cada minuto y no existe una sola idea clara para enfrentar esta tragedia, en la que, para variar, solo somos cifras, porque los pobres nunca tenemos nombres.

 

 

 

Per citare il post: Granja P (2020) La crisj Covid19 en Ecuador. disponibile al link:

https://studiquestionecriminale.wordpress.com/2020/04/23/la-crisi-covid19-en-ecuador

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