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La ciencia observa con cuidado las mutaciones del coronavirus
La pandemia que hace historia
Publicado en 20/02/2021

Expertos de todo el mundo han dicho repetidamente que hay observar, sin alarmarse, lo que ocurre con las mutaciones del coronavirus y trabajar para no permitir que los contagios se vuelvan a acelerar. Algo para lo que es esencial seguir las recomendaciones de cuidados y avanzar con la vacunación.

En ese contexto, la amenaza de las variantes británica y sudafricana genera dudas sobre la apertura de la vida pública e incluso plantea nuevos controles en las fronteras, lo que sitúa al continente europeo en una encrucijada.

La primera semana de marzo es el plazo que se han dado gran parte de los estados de ese continente para empezar a aflojar los cierres o al menos para revisarlos, sin precipitarse en levantar confinamientos que han logrado mermar los contagios, algo que, según los expertos, no tiene nada que ver con la incipiente vacunación.

Además, advierten de que las nuevas variantes podrían volverse más transmisibles y mortales, y amenazar la eficacia de las vacunas, por lo que las prisas en Europa por salir de la crisis económica y retomar la normalidad pueden resultar contraproducentes.

Aunque también son pensadas como un gran riesgo por el sector económico, que no puede levantarse mientras sigan las restricciones a la movilidad humana.

 

La llave es la proteína

Una mutación en la proteína spike (S) del SARS-Cov-2, que existe en las variantes británica, sudafricana y brasileña, hace que sea hasta ocho veces más infeccioso en células humanas en comparación con el virus inicial surgido en China, según un estudio que publica la revista eLife.

El trabajo, dirigido por investigadores de la Universidad de Nueva York (UNY), el Centro del Genoma de Nueva York y el Hospital Monte Sinaí, “corrobora los hallazgos de que la mutación D614G hace que el SARS-CoV-2 sea más transmisible”.

Estos descubrimientos se suman “a un consenso cada vez mayor” entre los científicos de que esa mutación es más infecciosa, pero aún no está claro si su rápida propagación “tienen un impacto clínico en la progresión de la enfermedad”, ya que varios estudios sugieren que esta mutación “no está vinculada a una enfermedad más grave o a la hospitalización”, indicó la UNY en un comunicado.

Uno de los firmantes del estudio Neville Sanjana de la UNY señaló que, en los meses pasados desde que comenzaron a investigar, la D614G “ha alcanzado una prevalencia casi universal” y está incluida en todas las variantes actuales de interés.

“Confirmar que la mutación conduce a una mayor transmisibilidad puede ayudar a explicar, en parte, por qué el virus se ha propagado tan rápidamente en el último año”, agregó.

Esta mutación, que se localiza en la proteína S (la que usa el virus para entrar en las células), probablemente surgió a principios de 2020 y ahora es la forma más prevalente y dominante en muchos países del mundo.

Para el estudio, introdujeron un virus con la mutación D614G en células humanas de pulmón, hígado y colon, así como una versión sin ese cambio en los mismos tipos de células para poder comparar.

Los expertos descubrieron que la variante D614G aumentaba la transmisibilidad, del virus “hasta ocho veces en comparación con el virus original”.

Además vieron que este cambio en la proteína S “hacía que el virus fuera más resistente a ser escindido o dividido por otras proteínas, lo que proporciona un posible mecanismo para la mayor capacidad de la variante de infectar células”.

El equipo destacó que sus descubrimientos sobre la mayor transmisibildad de la D614G “pueden influir” en el desarrollo de la vacuna contra la COVID-19 y, en particular, “puede ser beneficioso que las futuras vacunas de refuerzo incluyan diversas formas de la proteína S de diferentes variantes circulantes”.

Las vacunas autorizadas y las que se están desarrollando se crearon utilizando la secuencia original de la proteína S y ahora se están haciendo estudios para conocer su eficacia contra las variantes que surgieron en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, todas las cuales contienen la mutación D614G, recuerda el texto.

Trabajos recientes sugieren que las vacunas con la forma inicial de la D614 pueden proteger contra la más nueva, aunque hay que seguir trabajando para entender cómo las múltiples mutaciones pueden interactuar entre sí y afectar a la respuesta inmunitaria.

Cuando una célula se infecta reproduce el coronavirus y pueden aparecer copias con errores, mutaciones, lo que a su vez permite a los científicos rastrear cuando se transmiten a través de un linaje. Algo como ver una rama del árbol genealógico del coronavirus.

Si un grupo de coronavirus comparten el mismo conjunto heredado de mutaciones distintivas se les denomina variante. Pero si se acumulan mutaciones suficientes en un linaje, puede que el virus desarrolle un funcionamiento diferente al antes visto, ocasionando que ese linaje sea llamado (nueva) cepa.

Una de las variantes que más temor causa es 20H / 501Y.V2, que es la llamada sudafricana.

Esto, debido a que en ensayos las vacunas han mostrado menos eficacia e incluso las personas que ya se recuperaron de otras variantes puedan ser de nuevo contagiadas porque sus anticuerpos no serán eficientes al atrapar al virus con estas mutaciones.

En Brasil también aparecieron este año dos variantes nuevas: 20J / 501Y.V3 (mayoría en Manaos) y la d Río de Janeiro. La primera es pariente de la sudafricana y puede que supere la inmunidad desarrollada al recuperarse de otras variantes.

La de Río de Janeiro o P2 podría potencialmente hacer que sea más contagiosa y conducir a una inmunidad reducida después de una infección previa con variantes anteriores, según una publicación del portal Infobae. Aún se sigue examinando si conduce a cambios en la enfermedad.

Estas son solo tres de las variantes que van a apareciendo y, según expertos, habrán más mientras no se controle al virus, puesto que con cada contagio nace la oportunidad de mutar.

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