El monte Fuji presenta este invierno un aspecto inusual debido a la escasa nieve sobre su icónica silueta, una circunstancia que preocupa en Japón y que según un reciente estudio científico podría deberse al cambio climático.
El Fuji, de 3.776 metros de altitud y cuya inconfundible cumbre puede verse en días despejados desde algunas zonas de Tokio. a un centenar de kilómetros del pico, viene recibiendo precipitaciones en forma de nieve muy por debajo del promedio para estas fechas invernales.
Imágenes captadas por satélite por la NASA y publicadas la semana pasada muestran una clara diferencia entre una vista aérea del monte del pasado 1 de enero, con una ligera capa de nieve, y otra de finales de diciembre de 2013, casi totalmente teñida de blanco.
Según las observaciones de la agencia aeroespacial estadounidense, la cantidad de nieve sobre el Fuji es la menor de los últimos 20 años y se sitúa en torno al 10 % de la media habitual para estas fechas, en las que caen de promedio unos 12 centímetros de nieve semanales.
En Japón, donde se observan con atención las condiciones de este monte tradicionalmente considerado sagrado y símbolo nacional, el irreconocible aspecto que presenta en estas fechas ha generado curiosidad e incluso preocupación al ser visto por algunos como un posible augurio de una erupción de este volcán activo.
Un equipo de científicos de la Universidad de Niigata aportó una clave al descubrir que los bosques de las faldas del Fuji se han expandido a una altura mayor de hasta 40 metros en las últimas cuatro décadas, debido al incremento de las temperaturas medias y de las concentraciones de dióxido de carbono necesarias para los árboles.
Esta evolución, que los expertos atribuyen al cambio climático, habría elevado la línea marcada por los árboles y reducido progresivamente el característico manto blanco que cubre la cima de Fuji, según el estudio publicado a finales de diciembre por la citada universidad.
La escasez de nieve en el punto más alto de Japón también contrasta con las fuertes nevadas y la ola de frío que afectan desde comienzos de año a la mitad nororiental del país.
En la zona más alta del Fuji la temperatura media mensual permanece bajo cero la mayor parte del año, y en los meses de invierno se llegan a registrar los -22 grados centígrados. (EFE)