Tan solo 4 años después de haber partido al cielo el joven Carlo Acutis, un milagro ocurrido a 10 mil kilómetros lo convirtió este 10 de octubre en beato de la iglesia católica, en una ceremonia realizada en Asís, a la que además asistieron sus padres Andrea y Antonia y sus hermanos gemelos Michele y Francesca, de 10 años de edad.
En una ceremonia solemne en Asís, centro de Italia, fue el cardenal Agostino Vallini quien la presidió en la iglesia de san Francisco de Asís donde también se develó el cuadro con el rostro del joven beato, cuya figura será ensalzada el 12 de octubre de cada año.
Fue la fe de una madre que obtuvo en 2010 el favor divino mediante el adolescente Carlo Acutis, un joven que murió a los 15 años de una leucemia fulminante, que hoy permite a la iglesia contar con el llamado primer "influencer" en temas religiosos que llega a los altares.
Todos los documentos eclesiales califican al beato Carlo Acutis como un adolescente genio de la informática, a quien le encantaba jugar al fútbol, los videojuegos, la Nutella y los helados, dedicó buena parte de su vida al catecismo virtual y a la creación de redes cibernéticas para poner en contacto a más de 10.000 parroquias.
Asistente a la misa diaria, decía que la eucaristía era una autopista para ir al cielo. Nacido en Londres en 1991, Carlo Acutis murió en Monza (región de Milán) el 12 de octubre de 2006. Fue declarado "venerable" el 5 de julio de 2018 y casi un año después sus restos fueron trasladados a Asís. La iglesia reconoció que intercedió en un milagro, la recuperación inexplicable en 2013 de un niño brasileño, lo que le abrió el camino a la beatificación, primer paso para convertirse en santo, para lo cual se necesitan dos milagros.
Favorecido por el milagro
El milagro atribuido a Carlo ocurrió cuando la madre de Matheus, un niño brasileño, oraba por la cura de una malformación congénita: páncreas anular, que le impedía al pequeño alimentarse debidamente. Todo lo que comía lo vomitaba, dice su mamá, desde Campo Grande do Sul.
Luciana Vianna comenzó a rezar cada día para que su hijo que algún día pudiera alimentarse solo, relata la prensa brasileña. “Llegó a pesar 9 kilos a los tres años y medio. Se alimentaba de una sustancia que llamábamos leche, pero era pura proteína y vitaminas ya rotas, porque el cuerpo no tenía tiempo para absorberla, solo estaban unos minutos en el estómago”.
Cuando se enteró de que llevarían una reliquia de Carlo Acustis a la iglesia a la que asistía, vio en la misa de presentación de la reliquia la oportunidad perfecta para pedir el milagro que tanto había soñado. “El cura dijo que quien necesitaba un milagro debía pedírselo a Carlo, porque para convertirse en santo necesitaba un encargo. Era lo que faltaba”.
Entonces la madre comenzó a dedicar novenas al adolescente italiano hasta el día de la misa en la que estaría la reliquia. Así, en la misa, cuando le llegó el turno a Luciana, ella se encontraba en el pasillo de la iglesia acompañada de su padre, quien pidió llevar a Matheus en sus brazos.
Al niño le habían explicado que la petición se hacía en el corazón, pero él pidió en voz alta dejar de vomitar. El sacerdote me preguntó qué era eso y me quedé sin respuesta, dijo la madre.
Cuando Luciana preguntó a su hijo qué había pedido, Matheus la sorprendió respondiendo que ya estaba curado gracias a Carlo Acutis. Ya en casa, el niño pidió comer y le preguntó a su hermano cuál era la mejor comida que había probado. Los dos eligieron arroz, frijoles, bistec y papas fritas. Pocas semanas después la curación de Matheus fue documentada por los médicos. La iglesia reconoció que intercedió en el milagro, con la recuperación inexplicable en 2013 de un niño brasileño, lo que le abrió el camino a la beatificación, primer paso para convertirse en santo, para lo cual se necesitan dos milagros.